La incómoda zona de confort

La neutralidad en la posición colombiana frente al conflicto palestino-israelí

Por: Angela María Hernández Moreno

La crisis desatada en las últimas semanas entre Israel y Palestina y que ha dejado severas consecuencias humanitarias, particularmente en la Franja de Gaza, genera un clima de tensión política internacional en los estados deben asumir posiciones urgentes y contundentes frente a esta problemática.

A través de las décadas Colombia se ha mostrado en una posición neutral frente a este conflicto, o por lo menos así han sido sus decisiones y pronunciamientos en el seno de las Naciones Unidas, donde regularmente se abstiene de votar ante las peticiones de Palestina para su reconocimiento como Estado en pleno derecho.

Durante su más reciente paso por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como miembro no permanente (periodo 2011-2012), el estado colombiano se propuso jugar un papel de facilitador en favor del progreso de las negociaciones entre estos dos actores. Los resultados en este escenario no fueron los esperados, lo cierto es que en la práctica internacional “más cotidiana”, Colombia ha venido construyendo fuertes lazos de cooperación e intercambio comercial con Israel, quien considera nuestro país como un aliado incondicional en América Latina.  Esta posición además se ve reforzada por el peso de Estados Unidos como aliado de Colombia y protector de los intereses israelíes a nivel global, y por supuesto como potencia con asiento permanente y derecho de veto  en el Consejo de Seguridad.

El presente artículo no pretende ahondar en las implicaciones históricas, políticas, económicas y culturales del conflicto  palestino-israelí. En adelante, se expondrán algunas consideraciones históricas importantes a la hora de evaluar la posición colombiana frente a este conflicto, y sus posibles oportunidades de mediación. Del mismo modo, se analizarán los alcances políticos del posicionamiento neutral de Colombia y sus implicaciones para la actual crisis en esa región.

Cronología del posicionamiento colombiano

Si nos involucramos en el ámbito meramente diplomático, así como Colombia reconoce al estado de Israel, en la historia también ha sido proclive a reconocer el estado palestino, eso sí con atención a ciertos matices como lo puede ser la discusión alrededor de las fronteras anteriores a la Guerra de los Seis Días en 1967. Así lo presentan algunos hechos históricos, particularmente durante el periodo de Alfonso López Pumarejo como representante ante las Naciones Unidas, quien presentó una posición ponderada a la hora de votar por la creación del estado israelí en 1948. Colombia tampoco estaba en contra de esta iniciativa, pero solicitó que no se precipitara la decisión pues esta podría significar un motivo de inminente conflicto en la región, como en efecto sucedió.

Así mismo, el estado colombiano ha estado involucrado en importantes sucesos relacionados con este conflicto. Colombia propuso la internacionalización de Jerusalén; abogó por la situación de los refugiados palestinos; ha hecho parte de la Fuerza Multinacional de Observadores en el Sinaí como resultado de los acuerdos de Camp David; impulsó la salida negociada al conflicto al interior del Movimiento de Países No Alineados;  y confirmó la apertura de un Misión Especial de Palestina en Bogotá (Paredes, 2011).

La posición colombiana que en la década de los ochentas particularmente se alineó con la del Movimiento de Países Alineados en favor de Palestina, tuvo su distanciamiento a principios de los noventas con la compra de trece cazabombarderos Kfir a Israel. Aunque esto no implicó el establecimiento oficial de acuerdos de cooperación militar, estas grandes compras de armamento seguirían siendo recurrentes en las próximas décadas, lo cual armonizaría aún más las relaciones entre Israel y Colombia, y mermaría el activismo en pro del reconocimiento del estado palestino.  En especial, entre los años 2006 y 2008 buena parte del impuesto al patrimonio se dirigió a este tipo de inversiones. En 2008 es el propio Juan Manuel Santos como Ministro de Defensa de Álvaro Uribe, quien viaja a Israel a cerrar el negocio de compra de más cazabombarderos Kfir.

La relación de Santos con Israel que se había establecido durante el gobierno Uribe, se ha extendido desde entonces. Una revelación de los cables de wikileaks afirmó que en el 2006, Santos como Ministro de Defensa solicitó aportes de expertos israelíes para buscar alternativas para enfrentar a las FARC. En esta intervención habría participado el General israelí en retiro, Israel Ziv, comandante de las tropas israelíes en la Franja de Gaza y Viceministro de Defensa; la inversión del proyecto habría sido de cerca de 10 millones de dólares. Asimismo, existen fuertes rumores de la participación israelí en la denominada “Operación Jaque”, el más importante éxito de Juan Manuel Santos como ministro.

Respecto a la postura asumida por el gobierno Santos, vale la pena tomar en cuenta varios eventos. Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas del año 2011, y antes de que se empleara este espacio para promover el apoyo internacional al proceso de paz en Colombia, el presidente Santos pidió a Israel y Palestina iniciar conversaciones, lo cual hasta el día de hoy ha sido interpretado como un espaldarazo para Israel y un distanciamiento de la posición de respaldo a Palestina por parte de la mayoría de estados latinoamericanos.

Ese mismo año, Mahmoud Abbas visitó Colombia con el objetivo de buscar un voto favorable a su causa al interior del Consejo de Seguridad del cual Colombia hacia parte como miembro no permanente. De los miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 126 estados ya han otorgado reconocimiento al estado palestino, por lo cual el verdadero obstáculo a una decisión favorable a los intereses palestinos continúa siendo el Consejo de Seguridad, integrado por las potencias y con el particular el derecho de veto de Estados Unidos quien salvaguarda los intereses de Israel en este escenario. Como ya se mencionó, el paso de Colombia por este organismo no arroja los resultados satisfactorios en este aspecto.

En 2012 se firma un acuerdo de intercambio de defensa y seguridad entre el estado colombiano y el israelí, ambientado por la visita a Colombia del Ministro de Defensa y ex primer Ministro de Israel Ehud Barak, quien además es condecorado por el Congreso colombiano. Durante la visita Barak declara que “Israel ve a Colombia como uno de sus mejores amigos” (Revista Dinero, 2012).

En 2013 Santos estableció un diálogo activo entre los representantes de los gobiernos de Israel y Palestina. Por un lado, como  producto del encuentro el Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu manifiesta su apoyo al proceso de paz en Colombia. Mientras que en una reunión de Santos con Mahamud Abbas en Ramala (sede del gobierno palestino), el jefe de estado colombiano insistió en la necesidad de avanzar en los diálogos. Además durante este año se firma el TLC entre Colombia e Israel, con una serie de acuerdos para la eliminación de aranceles principalmente en el sector agrícola colombiano y en los sectores industriales y farmacéuticos israelíes.

En distintas oportunidades, la canciller María Ángela Holguín ha manifestado que reconocimiento unilateral  del estado palestino podría desencadenar en enfrentamientos y así afectar los esfuerzos de paz en la región. De allí que durante el gobierno Santos la posición oficial colombiana ha sido la de insistir en la continuación de las negociaciones de paz, y que si producto de las mismas se reconoce al estado palestino en pleno derecho, esta situación será respaldada en su debido momento por Colombia.

Esta postura de abstención  y neutralidad colombiana frente al conflicto entre Israel y Palestina, puede ser leída como una posición estratégica para mantener las relaciones de cooperación militar y comercial con Israel. De igual manera, Santos ha justificado el voto  de abstención colombiano como parte del seguimiento a su doctrina internacional, teniendo como precedente el voto cauteloso en 1948.

¿Cómo interpretar la actitud colombiana frente a la actual crisis?

En medio de los actuales enfrentamientos que ya dejan más un millar víctimas mortales, la Cancillería colombiana ha emitido tres comunicados, por un lado relacionados con los poco esclarecidos asesinatos de jóvenes israelíes y palestinos, y por el otro, en rechazo al involucramiento de la población civil en el conflicto y por consiguiente, haciendo un llamado al cese inmediato de hostilidades y al restablecimiento de las negociaciones que parecían estar avanzando desde hace unos meses.

Contraria a la estimada neutralidad del gobierno, la sociedad colombiana incluyendo los sectores académicos, movimientos sociales e incluso los partidos políticos, vienen ejerciendo presiones a través de diferentes vías para que el gobierno Santos asuma una postura más decidida y coherente con la crisis humanitaria que atraviesa la región, y además se pronuncie en favor del reconocimiento del estado palestino como salida necesaria al conflicto. Por ejemplo, los partidos Polo Democrático Alternativo, en cabeza de la ex candidata presidencial Clara López, y el partido de la U a través del representante de los colombianos en el exterior, Jaime Buenahora, han reclamado acciones más precisas por parte del Estado colombiano para presionar el cese de ataques contra la población civil y en pro del reconocimiento del estado palestino.

Teniendo en cuenta lo anterior, es posible afirmar que, por un lado Colombia puede tener en esta situación un papel más relevante de lo que se cree, particularmente desde los que se ha construido desde la política exterior del gobierno Santos,  sin embargo esta estrategia no ha generado resultados concretos para acercar a las partes; cada nuevo estallido del conflicto parece indicar que pesan más los intereses geopolíticos de las potencias, expresados en la posiciones de respaldo a Israel al interior de Naciones Unidas.

A su vez, el estado colombiano sigue generando respuestas diplomáticas opuestas a las asumidas por el resto de países latinoamericanos (con excepción de México) quienes han presionado por el cese hostilidades, rechazando la actitud de las fuerzas  israelíes en el ejercicio de defensa militar desproporcionada. Brasil por ejemplo, ha llamado a consultas al embajador de Israel, y Chile contempla congelar las negociaciones del tratado de libre comercio con ese país.

Por otra parte, si bien Colombia ha intentado construir una identidad mediadora haciendo uso de su postura histórica frente al conflicto, es claro que no hay un interés genuino por enfrentar la estructura de poder internacional que mantiene inmune la intervención militar israelí en territorio palestino. La cooperación alcanzada con Israel en el ámbito militar y económico y la coincidente posición estadounidense, limitan cada vez más la capacidad de respuesta diplomática frente a los estallidos de violencia en la región. En definitiva, las “buenas intenciones” expresadas en una posición neutral colombiana, en un conflicto como éste con una gran escala de afectaciones humanitarias, son insuficientes. Por el contrario, medidas de tipo político y económico desde los países y bloques pueden ser mejores mecanismos de presión que las acciones individuales, en particular para los actores armados, quienes son los más reacios a mantener treguas e iniciar negociaciones.

En su más reciente columna, Ricardo Silva Romero resume bien esta situación al decir que “el mundo se ha vuelto un panóptico, sí, pero de ciegos, lo que está ocurriendo allá, está ocurriendo acá pero nadie parece verlo” (Silva, 2014). En efecto, el gobierno Santos puede aprovechar su posición mediadora teniendo como base la experiencia de negociación que en este momento se lleva a cabo con las FARC. No obstante, ningún esfuerzo de negociación contribuirá a la paz en esa región mientras no se manifieste la voluntad de las potencias para impedir este camino, y por ende se cese con la pretensión de exterminio que subyace a la lógica del conflicto.  En definitiva si las condiciones históricas y culturales recaen constantemente en el camino exterminio,  la neutralidad ante ciertas situaciones puede ser leída más como indiferencia que como actitud estratégica.

Referencias

Arévalo, W. “Cinco puntos clave de la visita de Mahmoud Abbas a Colombia”. La Silla Vacía.  14 de octubre de 2011. Disponible en: http://lasillavacia.com/historia-invitado/28516/walter-arevalo/cinco-puntos-clave-de-la-visita-de-mahmoud-abbas-colombia

Lewin, J. Qué hay detrás de la abstención de Colombia en el Consejo de Seguridad. La Silla Vacía. 21 de septiembre de 2011. Disponible en: http://lasillavacia.com/historia/que-hay-detras-de-la-abstencion-de-colombia-en-el-consejo-de-seguridad-27867

Paredes, C. “El rol de Colombia en el reconocimiento de Palestina”. Revista Semana. 19 de septiembre de 2011. Disponible en: http://www.semana.com/nacion/articulo/el-rol-colombia-reconocimiento-palestina/246683-3

Silva, R. “Genocidio”. El Tiempo. 24 de Julio de 2014. Disponible en: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/genocidio/14297975

Revista Dinero. “Santos y Barak mantuvieron un encuentro privado en Bogotá”. 17 de abril de 2012. Disponible en: http://www.dinero.com/pais/articulo/santos-barak-mantuvieron-encuentro-privado-bogota/148999

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